Los rayos en bola son esferas luminosas, a veces con aspecto de bolas de fuego, que se producen durante tormentas y que por lo general se desplazan con lentitud a ras de suelo hasta desaparecer al cabo de unos segundos. En ocasiones se los ve seguir a lo largo de cercas, alambradas, o cables eléctricos.
Los rayos en bola han sido vistos durante siglos en todo el mundo, generando o alimentando no pocas leyendas de corte sobrenatural. Al respecto de esto último, no es casual que una noche de tormenta haya sido tradicionalmente un escenario propicio para ver aparecer a un fantasma.
Todavía no hay consenso en la comunidad científica acerca de cómo se genera el fenómeno de los rayos en bola. Ni siquiera puede descartarse que haya más de un mecanismo capaz de generarlos.
Una nueva teoría, desarrollada por científicos de la CSIRO (por las siglas de Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation) en Australia y la Universidad Nacional de Australia, se suma ahora a las ya propuestas y quizá podría ofrecer una explicación mejor que las demás.
Según la nueva hipótesis, desarrollada por el equipo de John Lowke, de la CSIRO, los rayos en bola son causados cuando un chorro de iones de gran densidad es barrido hacia la superficie justo tras la caída de un relámpago.
Según esta teoría, la aparición de un rayo en bola dentro de una casa se produce cuando un haz de iones se acumula en el exterior de una ventana de cristal; entonces el campo eléctrico resultante en el otro lado (en el interior del hogar) excita las moléculas del aire para formar una descarga en forma de globo. Para lograrse esta descarga es necesario que el campo eléctrico alcance cerca de un millón de voltios. La aparición de rayos en bola en aviones seguiría un mecanismo parecido.
Otras teorías que han sido propuestas señalan la radiación de microondas de los nubarrones, aerosoles de oxidación, la energía nuclear, la materia oscura, la antimateria, y hasta ciertos agujeros negros, como causas posibles.
Sin embargo, algunos rayos en bola podrían deberse a un mecanismo parcialmente neurológico. El 25 de junio de 2010, publicamos en NCYT de Amazings un artículo (http://www.amazings.com/
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