Es bien entrada la noche. Desde un cambuche improvisado hecho de restos de armazones y maderos podridos en medio de la zona del conflicto, Sam escribe unas memorias sobre la crudeza de la guerra que lo azota. "Sea todo por obtener de primera mano la realidad del conflicto" -decìa. Intentaba justificar su miedo y su dolor. Ese autoconvencimiento que bordea la locura, fanatizaba su misiòn.
- "Son las 12.57.... llevo 2 días aquí escondido, casi enterrado en esta trinchera, aguantando hambre, sed y el azufrado olor de la carne quemada, de exoesqueletos achicharrados por las descargas de energía de las armas de Sayyidia. Extraño .... oh! como extraño el dulce sabor de la miel en mi boca,el olor del pólen pegado a mis antenas...... pero en cambio tengo que aguantar este nauseabundo olor de carbón, despojos de maquinarias hematófagas desperdigadas por doquier....
- ¡Y sin embargo no se rinden!
Cada instante que pasa, zumban uno tras otro, salen de la oscuridad.... camuflados bajo cualquier sombra, tras cualquier pedazo de metal o madera... incluso con el color del caoba oscuro de los muros de las bodegas; ahí están, al asecho, determinados a vencer o morir. Su insaciable apetito de sangre no cede a su destino y sus impulsos cada momento se acrecentan provocando màs el frenesí a cada punzada, cada gota que brota y la sangre que fluye y llena sus vientres como pequeños globos de color rojo vivo, casi globular, y luego alzan vuelo cargados de victoria sin importar si ese vuelo sea el último de una causa perdida; un desgaste que parece no finalizar.
Las heridas del imperio sanan lento y también se nota desesperado con cada minuto del ataque, se le nota nervioso y muy inquieto, su rostro a sido vilipendiado por las agujas de los ponzoñosos Bandas Blancas una y otra vez. Su vomitivo líder hace mucho cayó carbonizado y se difuminó con el viento que se cargó sus orgullosas cenizas.Esto sólo fué un pequeño momento de victoria para el reino sayyidiano, pues seguidos unos minutos vi como la prédica se aplicaba con frialdad: al rey muerto, rey puesto.
Yo también he sido víctima de esta guerra sin cuartel, que no cesa ni de día ni de noche. Ya he perdido parte de mi ala derecha y creo que no la regeneraré, tal vez no en esta vida ni en la otra si creyera en cuentos de hadas y unicornios rosas. Este trance en mi vida me ha enseñado que en cualquier momento la debilidad te puede jugar malas pasadas y caer en la fantasía del sueño eterno y la visiòn estrecha del abrazo familiar de seres queridos perdidos con el tiempo. Pero nó!! no a mí!!. Hace tiempo que aprendí a separar lo sacro de lo mundano, y solo espero que lo mundano no se termine esta noche y sea solo un pedazo de mi ala derecha lo único que pierdo para el resto de mi existir.
Hace frío ahora, y los Bandas Blancas vuelan más lento de lo acostumbrado. Muchos van cargados en su vientre, su constancia es sinónimo de victoria... más que victoria es un éxtasis incompasible. Pero al mismo tiempo cuando ese éxtasis nubla su horizonte de eventos; una descarga azul blanquecina muy intensa brilla en la oscuridad, una tras otra, sin cesar!!! con rabia, con sed de venganza!!! como compensando con la muerte todas aquellas gotas rojas que le fueron arrebatadas.
Y caen directo al suelo, enfriados en el trascurso de la inerte caída por los hélidos vientos cruzados... y caen rostizados, negros, estallados; para luego ser barridos por el aire que acaricia las resbaladizas lozas del suelo.
"Ya está entrada la madrugada, y el frío intenso a firmado una tregua a regañadientes, espero solamente que esto acabe pronto o que una ventana de luz se abra frente a mí para salir disparado, a medio vuelo, con mi ala derecha rota; cobardemente hacia la lejanía de esta miseria malvivida."
Antes de cerrar su cuaderno de notas, Sam intenta escribir su acostumbrado cierre de informes periodìsticos:
- Esto es todo Sam Buguito infor--- .........................
Escrito y redactado por Carlos Sayyid.